A más de 3 años de haber cumplido un siglo de haberse
construido, la catedral de la ciudad de Montería es hoy en día uno de las
edificaciones más longevas y bonitas de la capital cordobesa, ya que alrededor
de esta se puede ver una considerable aglomeración de personas que acuden al
sitio a orar o incluso descansar de un día agitado, ya sea sentados viendo a
las famosas golondrinas o comiendo un poco en los diferentes puntos de venta
del sector.
Su historia no es tan larga, pero es muy significativa puesto
que, en 1759, San Jerónimo de Buenavista tuvo su primera ermita, esta fue hecha
de techo pajizo y paredes de barro. Fue destruida por los indios darienses y en
su reemplazo se construyó una edificación en donde hoy queda la Catedral San
Jerónimo de Montería. Se cree que esto fue en 1774, pasando de esta forma a
1880 donde se reemplazó dicha construcción por una más sólida y estructurada.
El 24 de junio de 1903 se colocó la primera piedra de lo que es hoy la Catedral
y en 1916 fue entregada oficialmente la obra al municipio.
Katherine Rodríguez, ciudadana y visitante frecuente de la
catedral, menciona que, es bueno ver como la alcaldía a cuidado una obra tan
importante y significativa para la ciudad, sobre todo para los creyentes. “Cada
día paso por aquí, porque trabajo cerca del lugar y nunca he visto que esté
solitaria, en cambio la veo siempre con muchas personas a su alrededor, afirma
Katherine.
Y no solo este parque de la catedral es visitado
frecuentemente solo por la iglesia, sino también para comprar algo a los
vendedores cercanos o acudir a los ¨tinterillos¨ que son abogados que no
terminaron sus estudios, pero que colaboran a la comunidad en lo que necesiten.
A continuación, varias imágenes de lo que es y refleja la Catedral San Jerónimo
de Montería.
Vista principal de la edificación.
Puertas con diseños clásicos del siglo XIX.
Casetas donde se ubican los tinterillos.
Trabajadores que colaboran a la comunidad monteriana.
Una gran y extensa iglesia.
Estatua conmemorativa al ex-presidente Laureano Gómez.
Parte delantera del santuario.
Vista desde abajo, refleja aún más su belleza.
Estatua del arcángel San Miguel.
Uno de los muchos vitrales, que rodean el interior de la iglesia.
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